domingo, 26 de junio de 2011

1969-2011: "¿Qué notas son estas?", según Celia


Debido a las marcas culturales que se recibían, los chicos aprendían a obedecer a  sus mayores sin cuestionarlos, a ser pasivos, a ir a la escuela siempre y no solo cuando se quieran levantar, a respetar a los maestros  (y si te ponían mala nota era porque se suponía que te lo merecías y no porque la maestra era una “mala persona” que te desaprobó porque sí, como piensan algunos ahora). Es decir, la escuela estaba legitimada por la sociedad, los padres le daban toda su confianza a los profesores ya que ellos eran los que iban a educar bien a sus hijos.  Sin embargo, en la actualidad, se perdió la autoridad de aquellos que enseñan, los padres y alumnos no aceptan la educación totalmente, la cuestionan, desde una nota o la forma de enseñar hasta los contenidos. 
Entonces pregunto…  como futuros profesores ¿qué fue lo que sucedió, en medio de esas dos sociedades diferentes anteriormente mostradas, para que se produzca tal crisis? Y ¿hasta qué punto debemos adecuarnos a las nuevas generaciones para poder seguir enseñando? ¿O nos reemplazarán directamente por las tecnologías?

3 comentarios:

  1. Buena pregunta, qué sucedió, cuándo se perdió el respeto por los que en una época eran los transmisores del saber. Yo soy de esa época y no me sentí pasiva para nada. Tuve la suerte, cursé primer año en 1970, de tener profesores que nos hacían pensar, no te sentabas y escribías todo lo que te dictaban. Podías discutir una nota pero no como ahora a los gritos y con amenazas, no, lo hacías con la seguridad de saber lo que ibas a discutir sino no te molestabas. Si extraño esa época, no lo se. Hace 24 años que trabajos en las escuelas y viví cada uno de los cambios que se fueron sucediendo. Opino que nunca debemos mirar para atrás como algo mejor, fue bueno para esa época pero ahora los desafíos son distintos y a ellos debemos abocarnos, no vivir en el pasado, sí vivir en el presente, en lo real, en lo que nos toca. En cuanto a si debemos adecuarnos a estas generaciones, pues debemos hacerlo ya que es lo que nos toca vivir y es lo que elegimos. Las tecnologías están para que las utilicemos y no nos van a reemplazar.

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  2. Todo va de la mano --> educación>política>tecnología>cultura>sociedad>economía, etc.

    cuando cambia un factor, cambian los otros.
    Si hay violencia hoy más que nunca? puede ser,
    Si hay más corrupción hoy más que nunca? también puede ser.
    Si la educación se ha deteriorado como plantea Juan Ignacio Pozo? puede ser también. Pero mirar para atrás implica darle la espalda al futuro. Yo creo que tenemos que adaptarnos a los cambios sin importar si son mejores o peores, sino sacando el máximo provecho de las herramientras que nos brinde la actualidad para poder hacer mejor posible nuestra labor.

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  3. Es verdad, la realidad nos interpela ¿qué sucedió? Creo que sucedió lo de siempre. Sucedió el cambio que, por otra parte, es lo que va a seguir sucediendo. Como decían los griegos: “lo único permanente es el cambio”. Cada cambio implica reacomodamientos, yuxtaposiciones, reensambles y reestructuraciones. La sociedad cambia porque cada familia que la compone va cambiando, la familia cambia pues cada uno de sus integrantes va cambiando y justamente esos cambios hacen cambiar a la sociedad, y así se retroalimenta el ciclo de la vida humana. A estas circunstancias, actualmente, debemos agregarles la vertiginosa velocidad con que se produce el cambio y esto se ve favorecido por las corrientes consumista, tecnológica y capitalista. De esta manera se instala la cultura de “lo descartable”, y si lo “viejo” es lo descartable es lógico que no se lo “respete”. El modelo educativo, los docentes, la escuela y otras realidades van quedando dentro de esta categoría. ¿Nos reemplazarán las máquinas? Es poco probable; habría que “enseñarles” procesos de simulación casi tan elaborados como los de los humanos, pero eso es muy poco probable por lo menos en el transcurso del próximo siglo. Ya veremos que nos cuentan nuestros bisnietos cuando estemos en el más allá (si llegan… o si llegamos…).

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